Salón Lolita

La vida de Dolores María Silva Cabrera tomó un giro inesperado cuando con 29 años de edad, el cáncer le arrebató a su marido. Desde entonces tuvo que asumir el papel de madre y padre para sus seis hijos, y abandonar su oficio de modista porque esta profesión no le generaba los ingresos suficientes.
Movida por la necesidad, decide dedicarse a la cocina lojana, preparando la comida que solía servirse en el “Salón Delicias”, un negocio familiar en donde comenzó a trabajar a los diez años. Entre risas recuerda que la cocina nunca fue su fuerte, y que hace cuarentaicinco años, al abrir las puertas del Salón Lolita, jamás imaginó la acogida que tendría por parte de los lojanos.
Después de haber vendido casi todos los bienes que tenía, lo único que le quedaba era un terreno donde vivía en una casa muy humilde junto a sus hijos. Decide pedir un préstamo al banco de fomento para poder empezar así su negocio.
Al principio era un pequeño Salón que con el tiempo fue mejorando y creciendo. Ella misma se encargó del diseño del local; sus hijos le llaman “la arquitecta Lolita” ella quiso que fuese un ambiente tradicional y acogedor para sus clientes.

Actualmente el Salón Lolita cuenta con 11 empleados. El cocinero Segundo A. es una de las personas más importantes lleva trabajando en el local por casi 16 años; Dolores nos cuenta que lo considera como un hijo más, pues ella le ha enseñado los secretos de la cocina. Lolita mantiene su negocio impecable y procura inculcar a todos sus empleados e hijos la humildad y vocación de servicio para que sus clientes puedan sentirse satisfechos. La sazón de Lolita no solamente se ha quedado en este salón, pues sus han seguido la tradición y dos de ellos han adquirido la patente de Lolita para abrir sus propios restaurantes, Mama Lola en Loja y El sabor Lojano de Lolita en Quito.

Su plato favorito y uno de los más vendidos es el cuy tradicionalmente hecho en Loja. Pero uno de los platos más famosos de su salón y por el que es conocida a nivel nacional es la “gallina cuyada” su nombre surgió cuando tuvo que cocinar para un evento de la Universidad Nacional de Loja, este plato consta de una gallina asada, arroz, papa y ensalada acompañado de un consomé. En aquella ocasión muchos alabaron su sazón y al notar la similitud con el sabor del cuy entre risas bautizaron este plato con el nombre de la “gallina cuyada”.
Doña Lolita se siente profundamente agradecida con Dios por todas las bendiciones que ha derramado en su vida; y con todo el pueblo lojano, que es quién mantiene su negocio a flote. A pesar de los malos momentos que ha tenido que pasar, ha sabido salir adelante; principalmente por sus hijos, con los que actualmente mantiene una sociedad para continuar con la tradición que caracteriza a esta familia.
Para aquellas personas que desean superarse supo manifestar: “aunque empiecen desde cero, cualquier negocio puede convertirse en una gran empresa si se deja guiar de la mano de Dios y se mantiene siempre la humildad”.
Dato importante:
Dolores María Silva Cabrera obtuvo los títulos de:
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Madre Símbolo por la Cámara de Turismo en el 2002.
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Mujer Emprendedora por: Cámara de Comercio en 2008.